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Julio Cortázar

(1914 -1984)

MANUAL PARA SALVAR EL ODIO


Cuando ella o él te dejen, no perdones,

niégate a comprenderlo.

Cultiva bien tu odio, nunca seas

generoso en palabras o en olvido.


Cuando ella o él te dejen, nunca digas

adiós, o qué vamos a hacerle.

Maldice cada letra de su nombre.

Y júrale odio eterno mirándole a los ojos.


Cuando ella o él te dejen, nunca creas

ni justificaciones ni promesas

y busca las palabras más hirientes

el insulto más infame que conozcas.


Cuando ella o él te dejen, nunca juegues

a ser Rick perdido en Casablanca.

Provoca llanto, dolor, remordimientos

y que el adiós te corte igual que una cuchilla.


Porque cuando ella o él te dejen, habrá alguien

tarde o temprano esperando en otra esquina

y volverán a gozar en otros brazos

y dirán "te amo". Y "ven, dámelo todo".


Y olvidarán. ¿Para qué, entonces,

mentir? Que ella o él se lleven

-aunque dure bien poco- nuestro odio

igual que una bandera. Para siempre.


 

INTRUCCIONES PARA LLORAR


Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.


 

RAYUELA: CAPÍTULO 92 (Fragmento)


Ahora se daba cuenta de que en los momentos más altos del deseo no había

sabido meter la cabeza en la cresta de la ola y pasar a través del fragor fabuloso

de la sangre. Querer a la Maga había sido como un rito del que ya no se esperaba

la iluminación; palabras y actos se habían sucedido con una inventiva

monotonía, una danza de tarántulas sobre un piso lunado, una viscosa y

prolongada manipulación de ecos. Y todo el tiempo él había esperado de esa

alegre embriaguez algo como un despertar, un ver mejor lo que lo circundaba, ya

fueran los papeles pintados de los hoteles o las razones de cualquiera de sus

actos, sin querer comprender que limitarse a esperar abolía toda posibilidad real,

como si por adelantado se condenara a un presente estrecho y nimio. Había

pasado de la Maga a Pola en un solo acto, sin ofender a la Maga ni ofenderse, sin

molestarse en acariciar la rosada oreja de Pola con el nombre excitante de la

Maga. Fracasar en Pola era la repetición de innúmeros fracasos, un juego que se

pierde al final pero que ha sido bello jugar, mientras que de la Maga empezaba a

salirse resentido, con una conciencia de sarro y un pucho oliendo a madrugada

en un rincón de la boca.


 

EL FUTURO


Y sé muy bien que no estarás.

No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche

de los postes de alumbrado, ni en el gesto

de elegir el menú, ni en la sonrisa

que alivia los completos de los subtes,

ni en los libros prestados ni en el hasta mañana.


No estarás en mis sueños,

en el destino original de mis palabras,

ni en una cifra telefónica estarás

o en el color de un par de guantes o una blusa.

Me enojaré amor mío, sin que sea por ti,

y compraré bombones pero no para ti,

me pararé en la esquina a la que no vendrás,

y diré las palabras que se dicen

y comeré las cosas que se comen

y soñaré las cosas que se sueñan

y sé muy bien que no estarás,

ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo,

ni allí fuera, este río de calles y de puentes.

No estarás para nada, no serás ni recuerdo,

y cuando piense en ti pensaré un pensamiento

que oscuramente trata de acordarse de ti.






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