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Tres poemas sobre el trabajo: Matías Saá Leal

revistaelcoloso

Actualizado: 29 oct 2024


 

I


De vuelta del supermercado,

trasladando el carro de carga:

tres bidones de agua, veinte litros cada uno,

me acuerdo de las veces

que nos mandaban a San Diego

a buscar la impresora al taller.

Nos daban plata para el Uber;

mi compañero y yo

preferíamos caminar veinte cuadras

para luego sentarnos en la esquina de Serrano

y gastarnos el dinero en un completo con Coca-Cola.


 

II


Una ducha caliente,

unos minutos de televisión,

me quedo dormido en el sofá del living con la ventana abierta.

No hay nada peor, después de trabajar,

que soñar con el trabajo:

llegar tarde, de noche,

olvidar ir a la fábrica,

faltar un día sin avisar.


Por la mañana, Eme me encuentra en el sofá,

pregunta por qué no dormí con ella.

Digo que quería ver tele, que quería ver fútbol,

sin confesar que anhelaba un instante a solas,

un momento sin ella,

aunque fuera dormido.


 

III


Existe una hora especifica

En la que puedo ver la luz del sol

El cielo celeste

E identificar los tipos de nubes con mi libro sobre nubes que me regaló Eme cuando empezamos a salir.


Existe una hora específica

En la que veo a Pía y mis amigos.


Existe una hora específica

Para comer papas mayo,

Tumbarme sobre el pasto y escuchar aquella canción sobre el calor del verano.


Existe una hora específica

En que el cuerpo de Pía se me acerca

Entre el susurro y gritos de hombres cansados.


Existe una hora específica

Que espero durante horas

En que planeo

Y no hago nada.


Existe una hora específica

En la que Eme me escribe

Y yo le puedo responder.


Existe una hora específica

En donde las filas son tan agotadoras

Que prefiero dedicarla a ver los edificios 

De cuatro pisos con el aire acondicionado debajo de sus ventanas, con los cables cortados

Escuchando la teoría de que algunos de ellos se los robaron.


Existe una hora específica


En donde nos juntamos los de polera roja con los de polera roja

Y los de polera azul con los de polera azul.


Ya es tarde.

El jefe entra por la puerta principal.

Y nos dice

Se acabó su hora de colación 

Hay que volver al trabajo.


"Duas Agricultoras Cavando a Terra" - Vincent van Gogh

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