top of page

Sylvia Plath: carta de amor

revistaelcoloso

 

No es fácil decir cuánto me cambiaste.

Si ahora estoy viva, entonces muerta estuve,

aunque, como una piedra, imperturbable,

quieta en mi sitio, como de costumbre.

No me moviste un ápice, tampoco

me dejaste apuntar mi ojo deforme

de nuevo al firmamento; sin esperanza, claro,

de asir el vasto azul o las estrellas. 


No fue así.

Digo que me dormí, como serpiente

camuflada, negra roca entre rocas, 

en el blanco hiato del invierno;

igual a mis vecinas, sin sentir

los placeres de un millón de mejillas

perfectamente cinceladas y listas

para fundir las mías de basalto. Hubo llanto, 

unos ángeles llorando por los tontos, 

sin convencerme. Sus lágrimas helaban. 

Cada cabeza muerta con un yelmo de hielo. 


Dormí como si fuera un dedo roto.

Fui primero aire puro, y fui las gotas 

encerradas alzándose en rocío,

límpidas como espíritus. Muchas piedras

densas e inexpresivas me rodeaban.

No supe bien qué hacer con todo eso. 

Relucí como mica, desplegada,

fue como si yo misma me vertiera,

igual que algún fluido entre las patas 

del pájaro y los tallos de las plantas. 

No fui engañada, te calé enseguida. 


Piedra y árbol brillaron, sin las sombras.

Como un cristal lució mi nueva altura.

Empecé a florecer como una rama en marzo:

un brazo y una pierna, y otro, y otra.

De piedra a nube, entonces, me elevé.

Ahora parezco una especie de dios,

floto en el aire tras mudar de alma, 

tan pura como lámina de hielo. Eso es un don.


****


Not easy to state the change you made.

If I’m alive now, then I was dead,

Though, like a stone, unbothered by it,

Staying put according to habit.

You didn’t just toe me an inch, no-

Nor leave me to set my small bald eye

Skyward again, without hope, of course,

Of apprehending blueness, or stars.


That wasn’t it. I slept, say: a snake

Masked among black rocks as a black rock

In the white hiatus of winter-

Like my neighbors, taking no pleasure

In the million perfectly-chiseled

Cheeks alighting each moment to melt

My cheeks of basalt. They turned to tears,

Angels weeping over dull natures,

But didn’t convince me. Those tears froze.

Each dead head had a visor of ice.


And I slept on like a bent finger.

The first thing I was was sheer air

And the locked drops rising in dew

Limpid as spirits. Many stones lay

Dense and expressionless round about.

I didn’t know what to make of it.

I shone, mica-scaled, and unfolded

To pour myself out like a fluid

Among bird feet and the stems of plants.

I wasn’t fooled. I knew you at once.


Tree and stone glittered, without shadows.

My finger-length grew lucent as glass.

I started to bud like a March twig:

An arm and a leg, and arm, a leg.

From stone to cloud, so I ascended.

Now I resemble a sort of god

Floating through the air in my soul-shift

Pure as a pane of ice. It’s a gift.




Comentarios


bottom of page