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Retrato de una mujer en llamas (2019)

revistaelcoloso

 

Y Orfeo no pudo evitar mirar hacia atrás para comprobar que su amada Eurídice aún seguía junto a él. Al mirarla, ella se desvaneció y la perdió para siempre en la oscuridad del inframundo.

Se hace difícil el hablar de un tema tan manoseado, cotidiano e intrigante como lo es el amor. ¿Es eso que vemos en los rincones de las discotecas? ¿Es de lo que nos hablan nuestros padres desde pequeños? ¿Cuántos libros se han inspirado en memoria de esta palabra? Imposible de calcular.


La historia se sitúa en Francia, 1770, y gira en torno Marianne (Noémie Merlant), una pintora que recibe un encargo aparentemente simple: retratar a Héloïse (Adèle Haenel), una mujer que está a las puertas de un matrimonio forzado, algo bastante usual en aquellos años. Marianne tiene que retratar a Héloïse sin su conocimiento, por lo que se dedica a investigarla a diario, como una dama de compañía (término que usa de manera explícita en los diálogos), lo que despierta las pasiones ocultas de ambas.


Aquí el tema no es el lesbianismo en sí mismo, y es que el guion está tan bien escrito, tan pulcramente elaborado (como una pintura de Claude Monet), que la película podría funcionar perfectamente con una pareja gay, no binaria o heterosexual; aunque, claramente, la historia va seguida desde el punto de vista femenino de la época. Aquí el tema es, literalmente, el amor: dos mujeres que se encuentran en lo que parece ser un paraíso terrenal -no se especifica la región en la que se desarrolla la película; pero, a decir verdad, es un lugar más que hermoso, y que, además, recuerda a las islas griegas de las que hablan las protagonistas al leer la tragedia de Orfeo y Eurídice: (...) Y Orfeo no pudo evitar mirar hacia atrás para comprobar que su amada Eurídice aún seguía junto a él. Al mirarla, ella se desvaneció y la perdió para siempre en la oscuridad del inframundo.


El tratamiento es delicado, exquisito, y es que no se juega con el morbo de ver a dos hermosas mujeres besándose frente a una cámara; la dulzura recae en los silencios, en las miradas que se entrelazan, en esa música que no se oye, pero que está siempre presente. El desarrollo de la historia se siente orgánico, armónico; lo que no hace más que resaltar el excelente trabajo de la directora de Tomboy, y, por supuesto, el de las actrices protagonistas. Esto también se ve reflejado en la fotografía (a cargo de Claire Mathon), la paleta de colores, la dirección de arte y el vestuario: el azul, el verde y el rojo diluidos en un lienzo. Es un todo. Un todo que hace que te levantes del asiento, vuelvas a respirar un poco (casi por obligación), y te preguntes: ¿Me he sentido así de enamorad@? ¿He apartado la mirada por miedo al olvido? Imposible de responder.


Por Javier Ignacio Lux


Título: Retrato de una mujer en llamas

Dirección: Céline Sciamma

Año: 2019

Premios destacados: Mejor guion en el Festival Internacional de Cine de Cannes

Mejor película extranjera 64.ª edición de los Premios Sant Jordi



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