Tres casas tengo,
pero ninguna
se siente como mi hogar.
Cargo llaves
cual carcelero,
abriendo múltiples puertas,
entradas
que no me conducen a nada.
Las tres moradas
difieren de tamaño,
más la mayor
es mi favorita,
aunque la comparta
con otras cuatro desconocidas.
La segunda en tamaño
fue en otro tiempo hogar.
La frecuento
cada vez menos.
La tercera morada,
la más pequeña,
es mi refugio del llanto,
mi terapia.
Nos llevamos bien
con el sofá cama,
los tres animales
y la humana
que ahí habitan.
![](https://static.wixstatic.com/media/a59caf_1e3d5312cc3a4cd28176410e4917a939~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_1307,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/a59caf_1e3d5312cc3a4cd28176410e4917a939~mv2.jpg)
Comments