CUATRO
quería conocer todos los caminos
que abre el cercenamiento emocional
para que mi corazón se rebasara por la tierra
pero rostros desfigurados mutilaron mis venas
pero el aire reventó mis pulmones
mi cuerpo es mi tumba y busco la resurrección
quería nombrar la luz con los adjetivos correctos
para iluminar las flores
que cortaste al callarte
necesito superar el hábito de esperar que mi sangre circule
necesito que la respiración deje de tocarme
al final
la inmensidad se develará
como la eternidad
de un segundo oscuro
CINCO
la muerte sostiene mi mano infantil y sonríe
me carcome la manía de sentirme monstruo
quiero dejar de interrumpir el transcurrir del agua
¿no me quieres convertir en piedra?
soy la antítesis de Midas
los labios de Judas
los ojos temblorosos de un infinito triste
no me he movido
mientras me he desmoronado
he mostrado la piel que no tengo
un rasgo inconsciente
una sensación permanente de acoso
un dios que agoniza
y la luz
que alimenta el insomnio
atascada en mi garganta
SEIS
estirar la piel hasta romperla
comprobar si hay algo adentro
abrigar nuestras manos bulímicas
renunciar a la quietud huir de las imágenes
que nos recuerden lo que de niños nos dijeron que teníamos que hacer
te juro que no fue mi culpa
escondido dentro del abandono
me corto con los pétalos de la flor azul
señalando
el ineludible progreso
siniestro
entre la orfandad voluntaria e involuntaria
por favor, detente, te juro que no fue mi culpa
SIETE
solo me importa
conocer
acariciar
el frágil rostro de mi alma
sintiendo
el aroma de las flores
que pertenecen al otro lado
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