Para M.A. Lux
Todas las flechas sangran en mí, y todos los almendros, y las flores de loto, e incluso los Labios de Dios, se abren de par en par para mí
Esta es mi noche
Esta es mi revancha contra la muerte
Este es el signo
El último signo
Ha sido un día largo e inalcanzable
Tan largo e inalcanzable como la vida misma -en todo su esplendor, y en toda su furia
El calor me arrastró hasta la sombra
Me llevó hacia un rincón del cuarto -dividido en múltiples vértices que no llevan más que al miedo
¿Hasta cuándo cantará el arcángel que revolotea en mi cabeza?
¿Hasta qué edad se deja de soñar con el pasado?
Su sonido me hace sangrar de dolor e inseguridad:
Le he cerrado las puertas de mi alma con la fuerza de un centenar de dientes rotos
La noche se vuelve a asomar a mi ventana
Bendiciones, dice el sauce, bendiciones, hijo de Cristo
No merezco el beso del Inmortal
Soy pecador, hereje; soy una bestia insaciable, hambriento de pieles, sudores e inciensos
Bendiciones, repite el sauce, bendiciones, hijo de Cristo
De Cristo sólo tengo el aspecto humano -un deseo que corrompe hasta al más fiel de los guerreros de la justicia
Soy el rostro de la blasfemia, y nadie, absolutamente nadie, podrá encauzar mi camino
¡Ah, pero la noche es tan preciosa, tan fresca, que no puedo resistirme ante su encanto!
El durazno se derrite en mi boca como una estrella, y yo abro mi pecho para recibir su perdón
Perdón por lo que haré
Perdón por lo que haré.
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