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Música para bipolares: poema de Javier Ignacio Lux

revistaelcoloso

 

Para M.A. Lux


Todas las flechas sangran en mí, y todos los almendros, y las flores de loto, e incluso los Labios de Dios, se abren de par en par para mí

Esta es mi noche

Esta es mi revancha contra la muerte

Este es el signo

El último signo


Ha sido un día largo e inalcanzable

Tan largo e inalcanzable como la vida misma -en todo su esplendor, y en toda su furia

El calor me arrastró hasta la sombra

Me llevó hacia un rincón del cuarto -dividido en múltiples vértices que no llevan más que al miedo

¿Hasta cuándo cantará el arcángel que revolotea en mi cabeza?

¿Hasta qué edad se deja de soñar con el pasado?

Su sonido me hace sangrar de dolor e inseguridad:

Le he cerrado las puertas de mi alma con la fuerza de un centenar de dientes rotos


La noche se vuelve a asomar a mi ventana

Bendiciones, dice el sauce, bendiciones, hijo de Cristo

No merezco el beso del Inmortal

Soy pecador, hereje; soy una bestia insaciable, hambriento de pieles, sudores e inciensos

Bendiciones, repite el sauce, bendiciones, hijo de Cristo

De Cristo sólo tengo el aspecto humano -un deseo que corrompe hasta al más fiel de los guerreros de la justicia

Soy el rostro de la blasfemia, y nadie, absolutamente nadie, podrá encauzar mi camino


¡Ah, pero la noche es tan preciosa, tan fresca, que no puedo resistirme ante su encanto!

El durazno se derrite en mi boca como una estrella, y yo abro mi pecho para recibir su perdón

Perdón por lo que haré

Perdón por lo que haré.


Saint Sebastian (Guido Reni, 1615)
Saint Sebastian (Guido Reni, 1615)

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