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Morphine: sucedáneo de morfina

revistaelcoloso

 

Por circunstancias relacionadas de alguna u otra manera con la literatura, hace un par de semanas me encontré en una fiesta de jóvenes de entre 18 a 20 años (yo tengo 33). Meses atrás, me hallé en una reunión literaria de personas de 30 a 60 años. En ambas ocasiones tuve la oportunidad de mostrarles la música que me gusta, y escogí las canciones de Morphine. El ambiente en ambos casos era distendido y abundaba el alcohol; pero las generaciones eran, obviamente, muy distintas. Por ejemplo: los jóvenes tomaban «tropical» y escuchaban música urbana. Los viejos preferían el vino tinto, rock clásico y jazz.


A pesar de las diferencias, y de que ha pasado mucho tiempo desde que Morphine dejó de existir, en ambas situaciones fue recibido con un cálido y melodioso gesto de aprobación. Acaso los compañeros de Ulises habrán sentido algo similar en la isla de los lotófagos, tanto jóvenes como marineros más experimentados. La melodía es narcótica.


¿Qué les gustó? Especulemos un poco, asumiendo la oscuridad del tintero y limitándonos a seis puntos:


1. Sus instrumentos: Un bajo de una sola cuerda, a veces dos. «Una cuerda es todo lo que necesitas», dijo Sandman en una oportunidad, «añadir una segunda es una extravagancia de mi parte». Un saxo y una batería completan el grupo de tres integrantes. A veces, Colley toca dos saxos al mismo tiempo.


2. Tonos bajos: la cadencia a veces soporífera de Morphine completa su efecto relajante con tonos profundos. El barítono de la voz de Sandman se complementa a la perfección con el saxo barítono de Colley. «Somos solo dos tipos barítonos haciendo cosas de barítonos», declaró Sandman en una entrevista. El talento de Sandman como bajista fue reconocido por bandas como Primus y Queens of the Stone Age.


3. Estilo particular: El sonido es sincero y minimalista, muy denso como la miel. Los tres instrumentos llenan todos los vacíos, y el resultado es una mezcla ideal entre lo clásico y lo innovador. «Low rock», le llamaban los integrantes de la banda a su estilo de música: la mezcla perfecta entre la intensidad del rock; la ligereza y universalidad del pop; y la profundidad artística desbocada del jazz.


4. Temáticas: de livianas y esperanzadoras a profundas, oscuras y dolorosas (pero no el dolor inmediato del desastre, sino el que llega muchos años después). Algunas hablan del misterioso amor nocturno, con el gusto de lo nuevo; otras del desamor, el olvido y la muerte.


5. Reflejo de la literatura norteamericana: Sus canciones, muchas veces, cuentan historias. Se sirve de la narrativa con un estilo conciso y directo. Los relatos/canciones más simples recuerdan a Hemingway. Los más complejos a Raymond Carver o incluso a John Cheever. En las letras más crípticas no se puede menos que recordar los versos de Whitman.


6. Final catastrófico: la vida brillante y dolorosa de Mark Sandman terminó abruptamente cuando falleció de un ataque al corazón en pleno escenario, mientras Morphine presentaba un concierto en Italia, 1999.


Luego de diez años de carrera, la banda dejó de existir dejándonos su recuerdo en cinco álbumes de estudio: Good (1992); Cure for Pain (1993); Yes (1995); Like Swimming (1997); y, particularmente, The Night (2000).


La morfina sirve para ciertos dolores, pero hay otros que solo pueden purgarse con el arte. Tal vez Morphine les ayude.


Por Tomás Veizaga



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