top of page

Michel Houellebecq: breve diario de una vida

revistaelcoloso

 

Está lleno de amor, y se conforma con el amor que quieran darle (Las partículas elementales, 1998)

Michel Houellebecq es un escritor, poeta y ensayista francés que, ya sea por la gran calidad de sus libros o por la fuerte exposición mediática de sus polémicas, se ha consagrado como uno de los escritores contemporáneos más leídos del último tiempo. Nació el 26 de febrero de 1958, en Saint-Pierre, isla de La Reunión: un paraíso terrenal ubicado a los pies del Mont Vert. Tuvo una infancia marcada por la separación de sus padres; él, un guía de montaña, ella, doctora en medicina; quienes, además, lo dejaron a cargo de sus abuelos, en Argelia; de ahí, quizás, su marcada crítica a la sociedad francesa. En 1975 entró al Instituto Nacional Agronómico, y fue, durante esa misma época, que fundó la revista literaria Karamazov, donde publicó algunos poemas, ensayos y rodó la película Crystal of Suffering; finalmente, en 1978, se graduó.


Aquí es cuando su vida cambia por completo: en 1994, y después de haber probado los sinsabores de la vida laboral, publicó su primera novela: Ampliación del campo de batalla, la cual, y esto es algo que suele suceder cada 15 o 20 años, fue comparada –en cuanto a la intención- con El Extranjero de Albert Camus. Este libro le permitió pasar del absoluto anonimato al éxito de ventas: una historia que recuerda a otros grandes escritores como Charles Bukowski o Ernest Hemingway. En 1998, y con mucha más experiencia en el competitivo mundo literario, se lanzó al mercado su segunda novela: Las partículas elementales (galardonada con el premio Prix Novembre, y considerada la mejor obra del autor). Otros de sus libros son Lanzarote (2000), Plataforma (2001), La posibilidad de una isla (2005), El mapa y el territorio (2010), Sumisión (2015) y Aniquilación (2022). En 2016 se publicó la que es, quizás, su obra más popular, accesible y mediática (además de ser la más vendida): Serotonina.


Houellebecq nos ofrece una narrativa que, por momentos, se asemeja a una cámara de cine que es puesta en la calle, y que no tiene ningún objetivo más que grabar todo lo que frente al lente acontece. No abundan las lecciones morales ni éticas, y, por lo mismo, se puede apreciar como una escritura vista desde la mirada de un tercero, un voyerista. Y esto es algo que se puede llegar a agradecer pues vivimos en un mundo en el que todos pretenden ser políticamente correctos, y eso, de por sí, es un triunfo.




Yorumlar


bottom of page