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Interludio eterno: poema de Dan Apablaza

revistaelcoloso

 

Sin paraje se mueven tus pupilas hacia las luces contenidas

En la noche interminable de las 3 am

Comprendimos cómo quemar el mundo en nuestras manos

Mientras las sirenas sonaban entre gritos y un ¡Basta ya de su mierda!

Entre rieles en desuso corrimos libres hasta el parque de patinaje

Llevando las lumbres, nuestros amigos, sus manos y sus voces

Liberamos las bengalas hacia el abismo negro

Que nos vigiló toda esa noche sin estrellas

Sólo fugaces fueron los momentos que cayeron por su peso:

en un incendio de remordimientos

Pero nos levantamos más temprano que los tordos

Volvimos a nuestra playa helada

Entre arenas y sus olas nos reímos de cada gota de lágrima ridícula

Todo nos dio risa cuando mirábamos las caras de inquietud, ojos de fuego irreverente y vengativo

La disrupción de un sueño para entrar en otro que nos mantenga vivos


La noche estrellada (Vincent van Gogh, 1889)


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