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Dos poemas de Leonardo López Pezo

revistaelcoloso

 

EXILIO


La salida no es más que la expulsión del cuerpo hacia el vacío inexorable.

Salir del seno materno y jugar sin adherir la pertenencia del lugar entrañable.

Madre también era su casa, la tierra, la lengua, que vive en la contestación.

Eterno forastero que yace firme en la pausa de la escritura, una vacía estación.

El olvido solo es la marca de lo que se haya presente en el lenguaje desplazable.

El pecho habla y se desgarra en la dureza de toda fisura moldeable.

¿Todavía te preguntas por qué las flores marchitas rasgan una parte de mis dedos?

Escribe el cuerpo, desde la sed que oculta tu memoria implacable.

Xilografía son las pisadas cuando se marca la huella en el piso de madera.

Insistente el pensamiento de tu vuelo ensangrentado hacia la avería.

La llegada del cuerpo al reposo no es más que el manifiesto de lo caducable.

Imaginar la palabra andante en el surcado baile del duelo identificable.

Osamentas y olvido en la seda es lo único que nos queda.


 

PRONOMBRE MASACRE


Yo escapo de tus balas.

Tú te exilias, jamás retornamos.

Él juega a las escondidas.

Ellas ya no miran atrás.

Nosotros arrancamos a campos rojizos.

Vosotros nos encontráis en las piedras.

Ellos torturan desde los pasadizos.

Ellas gritan para encontrar salida.


Los pronombres siempre fueron huellas.

Ocaso verbo es el sepulcro.

Interrogación suspendida en las lápidas.

Mueca irónica de la muerte.


Aleksandra Waliszewska

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