Mariana Enriquez es una escritora fascinante que exige ser leída. Como a Bolaño, le interesan las cuestiones de la vida y la muerte; su ficción nos impacta con la fuerza de un tren de mercancías.
Dave Eggers
Llevaba varios días pensando en leer algo nuevo, en dejarme embobar por nuevas voces, estilos y matices; pero, al ver que no llegaba a nada significativo, opté por releer fragmentos de algunos libros de mi colección, fue así como llegué -o volví- a Los peligros de fumar en la cama (2009) de Mariana Enriquez. No pude sino recordar la frase de una de las pinturas más famosas de Francisco de Goya: «El sueño de la razón produce monstruos». Creo que esta frase representa -casi- a la perfección lo que es la esencia de este libro, y es que aquí, a lo largo de estos doce relatos, se nos presentan personajes que, en su mayoría, son aterrados a causa de su propia mano: traumas, pesadillas y obsesiones. Personajes que, además, y como sucede a lo largo del universo literario de Mariana Enriquez, están inmersos en un mundo cotidiano, moderno, lo que no hace más resaltar esa sensación de realismo, y que al mismo tiempo nos recuerda a escritores como Roberto Bolaño (por el estilo, la narrativa), Shirley Jackson (por la temática) y Edgar Allan Poe (por la sustancia).
Este libro es una re-imaginación del terror clásico, y, también, de sus elementos característicos: apariciones fantasmales, brujas, resurrecciones, maldiciones, prácticas que están fuera de la norma (brujería, espiritismo, fetiches), etcétera; pero vistos desde otro lugar: un lugar que bien podría ser una ventana, el agujero de un ataúd o el cuarto piso de un hospital psiquiátrico. En los peligros de fumar en la cama no hay grandes ni elocuentes frases; pero esto, lejos de ser un defecto o una carencia de belleza o imaginación, lo vuelve un libro auténtico, original.
El terror, en la literatura de Mariana Enriquez, no espera a la noche: está presente en la misma prosa de la autora.
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