el olor a cloro ese que pica en la nariz
una araña del rincón bajando del techo
sábanas quequizásquecosas han visto,
mejor lugar para conversar no había:
afuera las micros metían mucho ruido
y dejaban un sabor a diésel en la boca,
en cambio adentro había cierto silencio
y cervezas de cierta marca.
me gusta creer que hubo más lágrimas
de afecto que lágrimas de pena
Qué vergüenza
nos reímos a carcajadas y me pregunto
cómo no hacerlo si las luces azul neón
iluminaban las cuatro paredes,
la cama, el techo, el piso y a esos
dos cuerpos atrapados en un acuario,
ambos brillando livianamente
durante la hora del lobo
—solo era la pieza de un motel
de Valparaíso, un poco exótica nomás:
el fondeadero en tierra
más abismal del Almendral.
Una sonrisa nace y muere cuando
pienso en nosotros y en mi mano azul
sosteniendo tu carita azul, azul como
los rostros de los iluminados sánscritos:
y es que habían inmensos budas
a cada lado de la cama.
![Tres colores: Azul (Krzysztof Kieślowski, 1993)](https://static.wixstatic.com/media/a59caf_2b883dbb8960479d945f61069f66f56a~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_527,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/a59caf_2b883dbb8960479d945f61069f66f56a~mv2.jpg)
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