Variados son los senderos que uno recorre cuando la literatura se convierte en una compañera de vida e innumerables son los libros que pasan ante nuestros ojos para ser leídos. En uno de esos caminos -un taller de poesía- leímos en conjunto esta obra; coincidentemente, en aquel tiempo yo estaba enfrentando mi primer año de maternidad, razón por la cual estos versos me parecieron aún más reales e íntimos y pude contemplar la cantidad de vértices que puede tener una misma experiencia en diferentes seres o, incluso, en una misma persona.
«Tres mujeres» es un extenso poema en donde se exhiben diversas perspectivas femeninas sobre el embarazo y la maternidad. La obra fue escrita en tres voces narrativas, lo que nos sumerge en un estado de división y alternancia entre las diferentes emociones de cada voz, las cuales, y como sucedería en una tragedia teatral, se turnan para contar al mundo su circunstancia de forma intensa. La autora logró con esta obra una sonoridad y cadencia que repetiría en poemas posteriores pensando en leerlos en voz alta, tal y como hizo con este.
Si nos adentramos en la tarea de identificar la situación de cada una de las voces del poema para entender mejor la obra, con facilidad podemos distinguir que la primera mujer es aquella que centra su realización en la procreación y que goza de la dicha de estar pronta a dar a luz, la emoción y la ternura la embargan por completo, esta es sin duda la voz más cercana al ideal materno.
La segunda mujer es una oficinista que sufre por no poder convertirse en madre (a pesar de ser su mayor anhelo y, también, el de su esposo), lo que demuestra los atisbos de las expectativas sociales, puesto que emerge el miedo a ser abandonada por su infertilidad; esta voz, a mi parecer, es muy interesante, ya que, además, demuestra un cierto activismo político, ideas críticas y una clara tendencia antibelicista.
La tercera mujer es aquella que será madre sin querer serlo, lamenta su estado de gestante, y, finalmente, da a luz -muy a su pesar. Aquí se habla de una perspectiva que no es la ideal, y muchos lectores se habrán preguntado: ¿por qué se desdeña algo tan hermoso como la maternidad? Las respuestas son variadas, y es algo difícil de dilucidar, porque que esta voz está enfocada en hablar de aquellos sentimientos de disconformidad, y de asumir una crianza que no ha sido deseada.
Está claro que, quizás, en estos versos encontramos los miedos más profundos de la autora; pues plasma con claridad temas que suelen tratarse con velos rosados hasta el día de hoy; aquí se deja de lado el carácter poético de la maternidad. Sylvia Plath buscó la infinidad de los dilemas internos, los impedimentos físicos, los aspectos psicológicos y sociales que conllevan un embarazo; temas que al plantearlos debieron ser muy disruptivos para su época, y es que, incluso hoy en día, surge incomodidad al hablar de forma real sobre este. A pesar de que la poeta murió joven, su legado sigue subsistiendo, prueba de ello es que los ecos de estos versos nos alcanzan hoy en día haciéndonos reflexionar, mientras las emociones plasmadas en esta obra se deslizan hacia nuestros pensamientos permitiéndonos sentir empatía por aquellas tres voces porque, en este punto, las mujeres reales se han mezclado con aquel producto de la ficción.
Por Paulina Salander
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